miércoles, 9 de octubre de 2013

Juanalé - 63



La verdad sobre el caso Harry QuebertJoël Dicker

  • Normal en español Publicado en 06/2013
  • Expedición 24 horas
Quién mató a Nola Kellergan es la gran incógnita a desvelar en esta incomparable historia policiaca cuya experiencia de lectura escapa a cualquier intento de descripción. Intentémoslo:
Una novela de suspense a tres tiempos -1975, 1998 y 2008- acerca del asesinato de una joven de quince años en...




3 comentarios:

Carlos Boyero dijo...

Como todavía no he sido tocado por la luz de la conversión almaceno libros en mi sufrida maleta (tiene ruedas, tampoco te exige un proteico esfuerzo físico) cada vez que paso semanas fuera de España. Y, por supuesto, no me importa el grosor de estos, a condición de que me apasionen, o al menos, que me entretengan. No me hubiera importado que las 1.120 paginas de Vida y destino en su traducción al castellano fueran muchas más. Pero recuerdo con sensaciones relacionadas con el estupor y el hastío que debido a la curiosidad, el suntuoso espacio que le dedicaban los suplementos literarios de los periodicos, las reseñas no ya condescendientes sino cercanas al entusiasmo, la desmesurada campaña de marketing, intenté zambullirme durante un viaje en un best seller (no tengo nada en contra de los best seller con encanto, me gusta mucho Stephen King y la trilogía de Stieg Larsson), de setecientas páginas titulado La verdad sobre el caso Harry Quebert. Ignoro si fue la tenacidad sin causa, la necesidad de conocer para poder opinar o simplemente el masoquismo lo que influyó en mi demencial propósito de llegar al final de ese voluminoso engendro, pero puedo asegurar que al acabarlo, el libro sufría notables magulladuras y estaba deshojado. Ocurría que más de una vez lo lanzaba al suelo o contra la pared. Enfurecido contra el monstruoso timo que supone vender al tal Joel Dicker como el nuevo maestro del thriller literario. Esa prosa tan cursi como ramplona, esa intriga que pretende ser retorcida pero solo es idiota, esos personajes vacuos, esos diálogos entre convencionales y cochambrosos, esos giros de la trama aún más bobos que tramposos eran la representación modélica de la literatura basura. No me indignaba la incapacidad literaria del autor, sino que la abrumadora plataforma publicitaria de esa insufrible novela hubiera conseguido que la comprara y la leyera. O sea, me sentía fatal conmigo mismo, constatar que podía ser tan vulnerable ante el marketing, sabiendo que cualquiera puede consumir la mayor memez si su promoción te la sabe vender.
Posteriormente, algún amigo con paladar para la literatura me confesó en tono vergonzante que también había picado el anzuelo ante esa novela infame. Y quieres pensar que tu certidumbre está compartida por muchos lectores normales que se han sentido estafados con este publicitado horror. Pero leo un artículo en este periódico sobre los libros más destacados del año en el que informa de que en la votación en Internet de los lectores de EL PAÍS estos han designado La verdad sobre el caso Harry Quebert como el mejor libro del año. Y flipo. Aunque desde niño me hayan repetido hasta la saciedad esas racionales y tolerantes sentencias de que para los gustos se inventaron los colores y que cada uno se divierte como quiere.

CARLOS BOYERO 28 DIC 2013
http://cultura.elpais.com/cultura/2013/12/20/actualidad/1387559940_573650.html

maria dijo...

Comparto la trilogía de Stieg larsson.
No sabía que había sido elegido el libro del año, no es para tanto, pero me entretuvo bastante, la verdad. Me alegro de no haber sufrido la publicidad, aunque ya estaba avisada por mi hermana Marta de que el tío lo que es ser un buen escritor no lo era. Lo disfruté, sin más.
Gracias mil por la aportación!!!! A sus pies Carlos Boyero con quien coincido y con quien no coincido, tantas veces

Charles Boyer dijo...

¿Carlos Boyero?
¿No serás la versión española (V.O.S.) de Charles Boyer?
Si no es así, not'enrolles charlesboyer, que aquí tenemos ya
-1 Miguel Boyer (Sr de Preisler)
-demasiados Voyeurs
-Boyeros de Berna con pedigrí
-boyeros y bolleros de ambos sexos y sindistinciónortográfica
-y hasta el carro boyero en el cielo (bootes, con su Arcturus nmás tieso que un 8).

en fin, Srto. Boyero, no venga a rascarnos la mandanga y déjenos que leamos lo que nos dé la gana, le guste o no a su señoritía o a su señora tía.
Agur